“La Esperanza Mesiánica”.
El
pueblo pobre de Dios, el Resto fiel, el pequeño rebaño, engendró a lo largo de
los siglos, en medio de opresiones y explotaciones por medio de potencias
extranjeras, la “Esperanza Mesiánica” que en el día del Mesías, todo eso llegaría a su fin
para dar inicio a un Reinado de justicia
y de paz. Esta Esperanza está cimentada en dos columnas:
a) La Promesa del Señor. Por eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: He
aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío,
y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. .Ez. 37, 12ss.
¿Qué hace Dios para cumplir
la Promesa?
b) El cumplimiento de la Promesa. Pero, al llegar la plenitud
de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para
rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la
filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! Gálatas 4, 4ss.
El cumplimiento de la
Promesa nos hace decir que el Cristianismo es un “Acontecimiento”. Dios irrumpe
en la vida de los hombres para redimirlos, salvarlos y para hacerlos partícipes
de “Vida eterna, para darles Espíritu Santo”. Para estar con ellos y para
levantarlos de una situación de esclavitud, situación de no salvación y que no
es querida por Dios. Para sacarlos del exilio y llevarlos en camino de éxodo a
la Tierra prometida.
Jesús Viene del Padre y es
enviando por el Padre: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo
el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. (Juan 3, 16) Jesús Viene a salvarnos. Viene a sacarnos del pozo de la
muerte. Viene a sacarnos de la sepultura y a llevarnos a nuestro suelo, a
nuestra patria. ¿Dónde es nuestro suelo?
¿Qué hace Dios para salvarnos?
a)
La Encarnación. (Lc 1, 26-
38) La
obra poderosísima del Espíritu Santo. En el diálogo más liberador de la
Historia ente el Cielo y María, Dios nos revela el Misterio de su Voluntad: la
Salvación de la Humanidad.
b) La vida pública de Jesús. (Lc 4, 16ss) Jesús con sus Palabras, milagros
y exorcismos y sobre todo con su estilo de vida, siembra el Reino de Dios en el
corazón de los hombres.
c) Redimidos con su sufrimiento, pasión y muerte. Con su sufrimiento, ha
redimido todo el sufrimiento del mundo y con su obediencia hasta la muerte ha
redimido nuestros pecados (Flp 2, 8) Con su muerte ha vencido la muerte.
d)
Con su Resurrección ha
vencido la muerte para darnos “vida eterna y darnos Espíritu Santo.
Hagamos un acto de fe …
Creo en ti Señor Jesús….
Nos preguntamos:
¿Cuál es el origen de
nuestra fe? ¿Cuál es el fundamento de nuestra fe? ¿Cuál es el contenido de
nuestra fe? ¿Cuál es la verdad de nuestra fe?
LA RESPUESTA A ESTAS
PREGUNTAS ES JESUCRISTO
“El Encuentro con Cristo”
V
Habla del encuentro con
Cristo es hablar del “Gran acontecimiento: La irrupción de Cristo en nuestras
vidas.
Encuentro liberador, gozoso
e iluminador… Cristo busca a las ovejas perdidas… Cristo es el Buscador por
excelencia. (Lc 15, 4) Todo hombre es
también un buscador…. ¿Qué buscamos? ¿A quién buscamos? ¿Dónde lo buscamos?
Dejarse encontrar por
Cristo para que encienda nuestros corazones con el Fuego de su Amor. El anhelo
del Señor es nacer en nuestras almas.
V
Lo primero es escuchar su Palabra (Os 2, 16). La Palabra nos
convence de que Dios nos ama.
V
Juan 16, 8, la Palabra nos convence de
que somos pecadores, necesitados de la Gracia de Dios. Nosotros no podemos
salvarnos a nosotros mismos.
V
La Palabra nos convence de que bajo las estrellas del cielo, el
único Salvador es Cristo. Hechos 4, 12.
Cuando hablamos del
Encuentro con Cristo… hablamos del gran Acontecimiento: la irrupción de Cristo
en nuestras vidas… ¿Cómo, cuándo y a qué
horas?.
Jesús la Palabra de Dios encarnada, el Buscador de las ovejas
perdidas dice al pecador: “Mi Padre te ama” “andas equivocado, vuélvete a la
Casa del Padre”.
Escuchemos:
Juan 3, 1- 5. Jesús llama al Acontecimiento: Nuevo Nacimiento… Nacer de
lo Alto, nacer de Dios. Esta es la condición para entrar al Reino de Cristo…
Reino de Amor, de Paz y de Gozo.
Apocalipsis 3, 20. Invitación a ser discípulos de Jesús: Escuchar su voz y
obedecerla equivale a abrir las puertas del corazón e invitarlo a entrar dentro
para que él haga su obra en nosotros.
¿Qué hacer para nacer de Nuevo? ¿Qué hacer para entrar al gran
Acontecimiento?... Lo primero es creer que Dios nos ama…
a) Escuchar la Palabra que
hace su Obra en nosotros. La obra de la Palabra es convencernos de que Dios nos
ama incondicionalmente a pesar de que somos pecadores.
b) Nos lleva al reconocimiento
de nuestros pecados.
c) Nos sumerge en el
Arrepentimiento para darnos un corazón concrito y arrepentido.
d) Nos lleva al Encuentro con
Cristo para recibir el Perdón y la Paz
e) Nos guía por los caminos de
Dios.
De
Dios no nacemos una sola vez, el discípulo siempre está naciendo de Dios. De
esta manera hace presente el Acontecimiento y vive de encuentros con
Cristo. El Acontecimiento se vive en la
medida que la Palabra de Dios sea Norma para nuestra vida, luz en nuestro
camino.
La
Palabra nos dice que la vida del hombre se divide en dos: antes de conocer a
Cristo y después de conocerlo. Antes llevamos una vida mundana, vida pagana
vida de pecado. San Pablo la llama “vida en la carne”. Ahora, después del
Encuentro, es el Espíritu Santo el que guía nuestra vida.
El
Espíritu Santo, su Obra es hacer que el Mundo crea en Jesús, para que creyendo
se salve. Creer en Jesús significa, confiar, obedecer, amar, pertenecer,
seguir y servir a Jesús.
Espiritualidad
cristiana…. Exige una vida conducida e iluminada por el Espíritu Santo. ¿Dónde
hay espiritualidad cristiana? ¿Dónde hay vida espiritual? Ahí donde se mueve el
Espíritu Santo que nos capacita para toda “Obra buena”
Hablemos de los Valores del
Reino.
a) El compartir: “Partir el Pan con alegría” mediante la práctica de las buenas
obras. Mi vida ha de ser una Bendición, un Regalo, un Don para la Iglesia. Esto
pide aceptar la invitación a ser un “Sacrificio vivo, santo y agradable a Dios,
que ese sea vuestro culto espiritual. Romanos
12, 1
b) La caridad pastoral: Disponibilidad para hacer la voluntad de Dios. Disponibilidad
para salir al encuentro de una persona concreta para iluminarlo con la luz del
Evangelio.: El Amor. Disponibilidad para dar la vida por realizar los objetivos
anteriores. Con la gracia de Dios y mis esfuerzos, seré capaz de renunciar a
todo lo que no me construya o me edifique como candidato al sacerdocio.
c) El culto a Dios pide un sacrificio. ¿Cuál es mi sacrifico
espiritual que puedo ofrecer a Dios? “Aceptar la Voluntad de Dios y someternos
a ella”. Acepto ser el hombre de la entrega, de la donación y del servicio en
favor de los demás y en el nombre de Dios, es decir, del Amor, por eso me niego
a mí mismo y renuncio a todo lo que es incompatible con la vida de fe.
d) La caridad pastoral me
lleva a ser solidario con Cristo y con la iglesia. La solidaridad es una
manifestación de la caridad. Por Amor a Cristo y a su Iglesia renuncio a llevar
una vida mundana, pagana y de pecado para vivir en la “Libertad de los hijos de
Dios”. (Gál. 5, 1)
e) La Conversión Pastoral.
Conversión que empieza con las “Cabezas” de la Iglesia. Sólo habrá conversión
Pastoral en medida que seamos oyentes y practicantes de la Palabra de Dios.
Escucha y obedece y te haces discípulo de Cristo Jesús… habrá esfuerzos,
renuncias y sacrificios en la medida que caminemos tras las huellas del Señor
Jesús.
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